y mi madre me guarde, amorosa en sus entrañas.
Que el cielo no llore, ni pasen las nubes blancas
antes que el sol se ponga y se llene de castañas
¡Vete!, no me busques en los acres del silencio,
no son lugar para soñar ni para caminar,
aquí no hay brújulas que los sueños puedan guiar,
aquí solo epitafios de diferente precio.
No me busques en la puerta del sur después del mar,
no creo haber ido tan lejos al navegar.
¡Vete! Y búscame en las pieles de los árboles.
No le pidas al viento que murmure mis sueños,
mis pasos los han de gritar a los cuatro vientos;
mejor regálame un te quiero que llegue al cielo…
Erandy Alejandra
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Imagen de la red.
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