Sutil como la brisa del mar
profunda como el azul del cielo.
Encaminadora al vació
amargura del corazón
fría como el hielo
pero aliada en la meditación.
Temple para dejar la debilidad
aniquiladora de humildad
fiel compañera del egoísmo,
hacedora de tristeza
amante de la indiferencia,
amiga de la envidia
hermana de la discordia
madre del desamor
forjadora de rencor.
Inútil ante una sonrisa
rebelde a una caricia,
sombra de un recuerdo
reflejo del pasado,
tortura del abandonado
consuelo del que huye
indicio de muerte espiritual.
Martirio del que llora
frialdad para el que odia,
rostro del mal.
Soledad, estoy enamorada de la vida,
nunca más tengas la osadía
de hacerme compañía.
Alejandra
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