Abuelo...
Como empezar...no sé como podría yo empezar, a narrar todo lo bello que de ti conocí, que de ti viví, todo lo que contigo en mi vida compartí...
No sé, cómo comprender todo lo que contigo aprendí... único que sé, es que con tu partida, todo se fue, al menos para mí se fue, toda esa experiencia, toda la esencia de tu presencia, toda la sabiduría por aprender habiendo tantas cosas sin entender y aún más aquí con tanto que ver, yo no sé qué voy hacer...
Desde que te fuiste, tú, dejaste un gran vacío, porque tú no dijiste que dolería tanto y tú sólo tú...eres como una estrella fugaz que sólo me dejo su estela de luz.
Con tu partida la sabiduría te llevaste toda la experiencia que formaste, ¡cómo no extrañarte! si estoy sin ti ahora... sin escucharte...
Ojala que desde donde estés tus ojos ya no lloren como ahora mi alma llora cada vez que por ti implora.
Deseo que donde sea que estés, tu alma no sufra que tus manos acaricien ángeles con claveles.
No voltees a mirar, mi boca temblar... sucede que comencé a llorar y a soñar... que te podía platicar.
Sabes? todo lo que tuve te lo dí, si no fue suficiente antes no lo entendí, hora creo que me falto comprenderte.
Más ahora que la muerte... estuvo muy cerca de mí, ya no se fía.
Sabe bien qué... no importa que mis ojos no te vean, aunque mis manos no te puedan tocar, aunque mis oídos no te puedan escuchar, nadie, nadie de mi corazón te podrá sacar.
Tengo tantas cosas que pensar, ojalá tenga tiempo... de comenzar... de comenzar a reír sin que este dolor vuelva a sentir... ojalá pueda comenzar a planear nuevamente mi vida.
Ojala que el ETERNO me permita, un día llegar contigo para ya no llorar y no tener nada que lamentar.
Te quiero, eso no va a cambiar; mi ausencia mental, no es algo fatal, no para ti, no te he mandado al olvido es sólo que los talentos que Dios me dio, no los puedo tener en el descuido.
Te quiero y así siempre será hasta el final, donde todo florecerá, donde triunfará el bien sobre el mal, ahí en ese bello lugar donde nadie nos podrá separar, donde el dolor no tiene lugar, ahí, donde el llanto, no podrá opacar nuestra dicha sin par, ahí donde la soledad no puede amargar la felicidad y la tranquilidad.
Esperame ahí... por favor espérame ahí donde la muerte no puede entrar... espero no tardar, sólo quisiera contar al igual que en tu caminar, con la dicha de ver mis talentos multiplicar sin nada que temer.
Gracias por enseñarme a ver las estrellas que siempre han de brillar, gracias por enseñarme a sentir la alegría de vivir, gracias por enseñarme a dibujar en las nubes al pasar, gracias por enseñarme a agradecer el sol de cada atardecer, gracias por enseñarme a ver mi vida florecer.
Así es como te recuerdo... quisiera ser como tú y no puedo, por eso te venero en mi recuerdo cada vez que lo intento, y no sabes cómo lamento este triste reencuentro; ahora que mi vida te añora y mi alma por ti llora cada vez, que al cielo implora, que cuando llegue mi hora, no sea en la aurora de un bello amanecer, ojala sea al atardecer como en el que me viste crecer...
Ojala pudiera lograr entender este dolor y vencer todo ese miedo que me hace estremecer, ese miedo a desaparecer...
Aun así, no le temo a la muerte, su cercanía me hace fuerte y aún que por su culpa ya no puedo verte, mientras yo viva... siempre voy a tenerte, por presente... Te amo mi querido abuelo.
Con todo mi amor...
Tu nieta que no te olvida
Alejandra